viernes, 29 de enero de 2021

¡Ah! Nuestra sociedad.

Todo comenzó con individuos asociados a un grupo, del grupo pasaron a la organización en clanes, tribus, pueblos, ciudades, ¡naciones! ¡Ahhh! Las naciones.

Reduciré a las ciudades. Mejor al individuo.

En la realidad más que sociales actúan acostumbrados. Si bien es la idea y dicho por Aristóteles, fundador del concepto, los seres humanos somos seres sociales.

Deseo enfocarme en un solo punto y con el objeto de reducir el entramado. 

¿Somos realmente un animal social?

Individual, en solitario, no podrían haber sobrevivido los primeros. La ley de supervivencia los llevó a asociarse. Seguro habrán tenido que salvar sus primeras disputas, pero la "lógica" se les puso delante. Luego estos grupos, bajo el mismo concepto, comenzaron a tener disputas con otros. ¡Que va! La historia ya la conocemos, corta; dos guerras mundiales, Vietnam, Seis días, Irak, Afganistán. ¡Ya! Lo dejo hasta ahí, el punto no es hacer una lista.

Vuelvo a la pregunta, ¿somos realmente un animal social?

¡NO! (Esto es una opinión personal y no digo tener la razón, pero en mi interior siento que ¡sí!)

¿En qué sostengo mi respuesta?

Se unieron para sobrevivir y así continuamos, porque por una u otra razón, las invasiones, las guerras, se han seguido sucediendo una detrás de otra, como las enfermedades. Buscamos a otros por la necesidad de protegernos. Pero, ¿protegernos por qué? ¿Acaso no somos animales sociales?

Vivimos en sociedad y aquí comienzan las excusas, las mentiras, lo establecido, los intereses, los etc., y que la mayoría toma por ciertas. "Mi nación es buena, la otra es el enemigo. Estos son idiotas, nosotros no. Tienen otras ideas que no sirven. Su religión es otra y está equivocada. Sus costumbre son bárbaras."

Creo que está bueno con eso, he marcado el punto.

No somos animales sociales. Bien podríamos vivir aislados y recurrir al otro en ayuda o por ayuda, lo que no nos hace social, nos hace necesitados.

No usan mascarilla por la razón que sea, pero lo más probable es que ésos, estén a la espera de ser vacunados. Un acto fuera de todo concepto social y con el deseo de obtener un beneficio social. ¿Existe lógica en éso?

Si fuéramos animales sociales todos estarían haciendo uso del cobertor y por el deseo de cuidar al otro de nosotros mismos. Se reduciría el ritmo de contagio, posiblemente habrían menos muertes y hasta posiblemente, se estaría en una etapa más abierta.

Si usted va a una guerra y no regresa, queda una familia sola, huérfanos, viudas, etc. Lo mismo sucede en el otro bando. ¿A quiénes por lo general no les sucede eso? A los promotores. A los encargados de evitarlas. ¿Son sociales?

Turno de la religión. Más de algún fanático lo dice y lo promueve: "Sigue a Dios, él te salvará". (¡Ah! atado al párrafo anterior, los sacerdotes bendicen las armas para dar muerte a otro. ¡Sí, a otro ser humano!) Que estos hacen aquello y está mal. Que es un hereje y lo queman (Hereje: con pensamiento propio) Que es adúltera y la lapidan, pero con quien lo fue, ¿lo lapidaron? La religión sostiene la existencia de una divinidad. Nadie puede sostener o afirmar que eso es cierto. Pero la idea en todo tiempo, ha dado buenos negocios. No se conoce pobreza económica en las religiones.

Una sociedad debería estar sentada en la educación y todas las naciones año a año le recortan el presupuesto, cada vez los maestros ganan menos y no es menos cierto, que en muchos sitios se aplica el dicho: "Si no te dio para más, eres profesor".  Los leemos, los admiramos, transformaron el pensamiento. A algunos de sus miembros todos los han oído nombrar, al menos eso, Aristóteles, Sófocles, Parménides, Nietzsche, Voltaire,  Descartes, Spinosa, Schopenhauer, todos maestros, profesores.

¿Cuándo fue que la sociedad les cambió el estatus a los maestros?

Cuando los han convencido que social son las páginas sociales en internet. Cuando lo importante eres tú y tu ego. Cuando lo más importante a exhibir es tu vida privada. Cuando lo más amoroso es saludar por facebook a tu familiar muerto, cuando acá ya la señal es mala, ¿cómo es que llega donde sea que esté el fallecido? Cuando un animal es más importante que tu vecino. Cuando no tienes que salir en cuarentena y te vas a la playa o tomas un vuelo. Cuando te quejas de las fiestas clandestinas y tú visitas a la familia, como si el virus hiciera distinción de títulos y parentescos.

Para no ir más lejos, a Schopenhauer lo llamaron pesimista. Hoy preguntas algo o no estás de acuerdo con algo, te llaman intolerante. A quienes exhiben la verdad documenta, los califican de terroristas y traidores.

En general al animal humano lo han transformado en antisociales y emocionalmente débiles, todo lleva un políticamente correcto.

Lo siento, para mí un idiota es un idiota y yo no soy intolerante.  

Creo que es tiempo de sentarse a ejercitar el pensamiento.

No vayas a un gimnasio, el ejercicio es distinto. No es un músculo como te han querido hacer creer, se nutre y se desarrolla con distinta maquinaria, en principio, siendo social.



Photo by Sara Kurfeß on Unsplash

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