domingo, 12 de abril de 2020

Mensaje excluido a políticos y económicos acomodados.

Lo que mejor han hecho es aislarnos, y nosotros lo aceptamos como nuestra única salvación. Nos olvidamos de nosotros y de los que ya estaban aislados por nuestro olvido, también por el de quienes nos dijeron: Quédense en su casa. 

Estar en casa, para muchos está resultando una tarea difícil. Algunos se han encontrado con que son padre de olvidados, otros en misiones que nunca habían cumplido, como asear, cocinar o simplemente sentarse a observar.
Desde el punto de vista de tiempo con uno mismo o con los más cercanos, podríamos asignarle un valor positivo a este tiempo de cuarentena. Podemos identificarlo como esa seguridad, a la inseguridad que en estos momentos se nos hace más próxima.
Que nos mantengamos en nuestro hogar, es una obligación sanitaria y una cooperación, para no perjudicar la ya mermada labor que venían dando los servicios de salud del Estado. Que nos mantengamos en nuestra casa, ha sido y es, un aporte en aminorar la velocidad de transmisión del virus.
Estar bajo la protección de nuestro techo y cuatro paredes, debería verse como nuestra preocupación por los demás.
Estoy a resguardo, es distinto a estar aislado. Aislado está, quienes están padeciendo el virus; aislados también están, todos esos desplazados, hambrientos, enfermos segregados por condición. Estar a resguardo, es tener la esperanza que algo harán por mí y lo más esperado, es que no me suceda.
El resguardo propio, se está viendo más como una característica de individualismo, que ir haciendo una conciencia social. En distintos países se ha podido apreciar como individuos acomodados económicamente,  y en desmedro del resto de la comunidad, rompen las normas establecidas y frente a una autoridad ausente o que simplemente no les llega. Mientras los espectadores desde sus lugares de resguardo, se disputan con oraciones, con los videos de ejercicios desde Pilates hasta Yoga, pasando por el Tai Chi a la meditación. Cantores improvisados de fiestas entre amigos, que ahora nos dan su música y con letras como "Voy a decir, te agradezco..." Religiosos que nos prometen la salvación en tal o cual Dios. Además de otros muchos apuntando desde barricadas ya obsoletas de éste u otro partido político. Unos exponiendo a políticos de izquierda y otros haciendo su parte con opresores o políticos de derecha.
Estamos caídos en el aislamiento, el que sólo favorece a los gobiernos olvidados de las personas. En el aislamiento que ha sacado a relucir el individualismo, donde ya no podemos lucir las posesiones como cuando andábamos afuera, linda ropa o con el celular de última generación en la mano.
Todos desean volverse a ver. Muchos van haciendo planes para celebrar el reencuentro, y en el mientras tanto, seguimos practicando el posteo en las páginas del online.
Aislamiento, del no entender como funcionamos. Aislamiento, en aceptar y transmitir que el virus es una amenaza económica. Aislamiento, olvidar al desplazado, al hambriento, junto al pedido que nos traen desde un super mercado. Aislamiento, cuando nos envían oraciones de fe y desde sus arcas no sale ni un centavo en ayuda de los más necesitados. Aislamiento, cuando el pentágono Norte Americano informa la decisión de envío de buques de guerra a las costas de otro país.
En un mundo globalizado, que no conseguimos cambiar después de la última crisis económica, es tiempo de que cada uno, desde el rincón que esté, haga un estudio de humanidad, mientras que desde Korea del Sur informan a la OMS, que posiblemente el virus, lo vuelvan a adquirir quienes ya pasaron por él.
Es tiempo de comenzar a mirarnos como especie, sin colores, sin dinero, sin tendencias, sin creencias, sólo el mortal que un día llegó de paso a este mundo y busca dejar la mayor construcción al menor costo de destrucción.



Photo by Nick Fewings on Unsplash

1 comentario:

Estela dijo...

Muy buenos puntos para ponerse a pensar.